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La respiración en el yoga y en la vida


"La respiración debe hacerse cada vez más silenciosa y suave, cada vez más lenta, permaneciendo siempre profunda. Que ninguna sacudida perturbe ni la espiración ni la inspiración. Bajo estas condiciones es como mejor se efectúan los intercambios gaseosos y pránicos"

De esta forma define André Van Lysebeth la respiración funcional en su libro “Pranayama. La dinámica del aliento", y así la describían los antiguos sabios de la India. De hecho, no faltaría añadir nada más salvo aclarar el concepto frecuentemente mal interpretado de respiración profunda. Sin embargo, nos hemos ido alejando tanto de este modelo de respiración que requiere ser revisado y actualizado.

Los hábitos alimenticios, la comida blanda y la respiración bucal han provocado

bocas pequeñas, dientes torcidos, caras alargadas, estrechamiento de las vías respiratorias...El estrés mantenido, el sedentarismo, la larga exposición a pantallas, la búsqueda de la comodidad a toda costa,…nos ha ido desconectando de la respiración natural y nos ha ido impulsando hacia una respiración bucal, a mayor volumen, más frecuente, más ruidosa y más superficial…todo lo contrario a la respiración funcional que aconsejaban los textos tradicionales.

Los avances que hemos ido alcanzando como sociedad nos han aportado múltiples ventajas, han mejorado nuestra calidad de vida y la han alargado. Sin embargo, en esta vida de abundancia y comodidades hemos ido perdiendo cada vez más la sabiduría natural, la que corresponde a los ciclos vitales, la que hace que nuestro cuerpo responda a la exposición a luz solar, al esfuerzo, al hambre, al frío, a la escasez. La era de la abundancia y las comodidades ha dormido la capacidad de adaptación de nuestro organismo a las circunstancias adversas y ha desprogramado valiosos mecanismos naturales.